Usar puntuación: / 1
MaloBueno 
Noticias - Noticias sobre Genética general

Los nuevos genes de la calvicie

Uno de cada siete hombres porta las variantes genéticas relacionadas con la alopecia

ISABEL F. LANTIGUA   12/10/2008MADRID.- El peine no engaña. Tampoco los rastros en el lavabo, en el gorro de natación tras salir de la piscina o en los hombros de las camisetas. Son señales claras de que el pelo ya no es tan fuerte como antes; las primeras evidencias de que las temidas entradas, que afectan a la tercera parte de los varones a partir de los 45 años, aparecerán en breve. Pero dos equipos distintos de investigadores han descubierto nuevas variantes genéticas relacionadas con este tipo de calvicie que podrían ayudar a prevenirla con antelación.

Según publican en 'Nature Genetics' los autores de uno de los trabajos -del King's College de Londres, la Universidad MacGill de Canadá y de la farmacéutica Glaxosmithkline- se han hallado dos variantes genéticas hasta ahora desconocidas que, "cuando se presentan juntas en el mismo individuo multiplican por siete el riesgo de padecer alopecia. Y esta condición se da en uno de cada siete hombres". Es decir, en el 14% de la población mundial.

La alopecia androgénica, que así se conoce a esta característica pérdida de pelo en forma de M, es una condición hereditaria en el 80% de los casos. Hasta ahora, el único gen que se había relacionado con este trastorno era uno del cromosoma X que, por tanto, sólo podían transmitir las mujeres. Por eso, el espejo en el que se fijaban los varones para saber si iban a ser o no calvos era el del abuelo materno.

Sin embargo, las nuevas variantes genéticas descubiertas se encuentran en el cromosoma 20 y se pueden heredar de ambos progenitores. "Es decir, que si el padre es calvo, el hijo también tiene riesgo de serlo", afirma el doctor Felix Brockschmidt, de la Universidad de Bonn (Alemania) y uno de los firmantes de la otra investigación, que publica la misma revista.

Aunque los investigadores reconocen la importancia de su descubrimiento para la ciencia, advierten de que "no significa que se vaya a descubrir de forma inminente un tratamiento o una cura para esta calvicie".

Según aclara el doctor Brent Richards, profesor de epidemiología genética en la Universidad McGill, "sólo hemos identificado una causa del problema, lo que ya es un primer paso". Para Tim Spector, profesor del King's College, "saber con antelación quién va a sufrir alopecia puede llevar a desarrollar terapias más eficaces. Será mejor tratar pronto el problema que en sus fases avanzadas".

Ambos estudios se han realizado con poblaciones caucásicas, pero "es presumible que en otras poblaciones la calvicie también esté causada por los mismos genes", añade Richards.

Rastreando el genoma

Los dos equipos investigadores han llegado al mismo gen a través de distintos trabajos y con diferentes participantes. Uno de ellos, el del King's College, llevó a cabo un estudio en 1.125 varones con alopecia, procedentes de Suiza, Reino Unido, Islandia y Holanda. Así encontraron dos regiones genéticas -una en el cromosoma 20 y otra donde reside el receptor de andrógenos- que aumentaban sustancialmente el riesgo de padecer esta patología. Luego investigaron a otros 1.650 hombres y descubrieron que uno de cada siete portaba las variantes.

"Hemos encontrado una nueva causa que influye en un trastorno social de gran importancia", concluye Spector. De hecho, la pérdida de pelo, que también sufren las mujeres y puede minar mucho la autoestima del afectado, tiene un importante impacto económico. Se estima que los costes globales en tratamientos para esta condición superan los 405 millones de dólares anuales (298 millones de euros).

El otro trabajo, alemán, se centró en investigar más de 500.000 posiciones del genoma humano y encontraron una variante genética, la del cromosoma 20, que era más común en los hombres calvos (296 participantes) que en los que sirvieron de grupo de control (347). "La relación entre estas regiones y la pérdida de pelo es clara. Ahora tenemos que estudiar bien el papel que también podrían jugar en el crecimiento del mismo", manifiesta Brockschmidt.

http://www.elmundo.es/elmundosalud/2008/10/10/biociencia/1223654360.html